Nro 03 Viajar & Disfrutar

El viaje, ¿es el viaje?

Escrito por Alejandro Frango

Cien pesos en mi cabeza es lo
Mismo que cien pesos en mi
Billetera, Emanuel Kant

Acabo de festejar mi cumpleaños en la bahía de Bengal. Me siento feliz, estoy haciendo lo que quiero en el momento que quiero. Me encanta estar en India (of all places) haciendo realidad mi deseo. Nadé en la bahía; por la costanera pasa un desfile de elefantes entorchados, estoy ahora comiendo en la terraza de un café un Garam masala de tres pescados y vegetales, bebo un espumante francés, respiro profundamente como queriendo retener este momento que sé fugaz.

Llego a Benarés sobre el Ganges: el bullicio, las hogueras de las piras funerarias, los bueyes negros de cornamenta punzante, el fuerte sonido de los timbres de las motos taxi, los perros sueltos, los miles de peregrinos, los 56 grados de temperatura se mezclan con aquella imagen fundante de Benarés de mi libro de geografía del colegio primario “A voyage around the world” donde había una lámina con dos mujeres esbeltas vestida una con un sarín lila, la otra con uno color naranja, portando en la cabeza una hilera de vasijas de cobre dando la sensación de una escultura viviente. Llego a las pobladas escalinatas que dan al río sagrado, el vaho a sándalo, incienso, canela, lavanda entreverado con el olor de las cremaciones, la música de cítaras que vienen de otro siglo perdido en la historia, las aguas pobladas de miles de individuos, cadáveres humanos y de animales flotando a la deriva son una síntesis perfecta del cielo y el infierno conviviendo ahí al alcance de la mano.

Estoy en Pokahara, recorrí los 120 kilómetros desde Katmandú, cruzo arrozales, se me adhieren cientos de sanguijuelas a las piernas, comienzo el ascenso Naudanda, Khare, Lumle, Charankot, llegaré hasta 3000 metros bordeando el Annapurna, veré el Everest, comeré momos de búfalo y vegetales. Estoy en casa, en San Isidro. Me pregunto ¿para qué tanto viaje ? Para contarlo, me gusta contar historias. El viaje termina, la narración del viaje jamás. Narré y volveré a contar mis viajes docenas de veces, sólo una hice el viaje. Tal vez por esto aquello de: En el principio fue el verbo.

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