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La escritura como ejercicio de libertad

Escrito por Paula Loughry

La editora y escritora Julieta Mortati publicó La lengua alemana, su primera novela. En esta nota nos cuenta cómo es su proceso de escritura y su rol como editora en la búsqueda de nuevos autores. Además, se confiesa como «la peor autora que podría llegar a tener».

«Abro la carpeta de fotos para saber cómo éramos. Aparecen parques vacíos, grúas. En una foto estás con unos guantes de lana cubriéndote los puños en pose de boxeador. En otra aparezco yo con un pedazo de carne cerrado al vacío sobre la falda, lo acaricio como si fuera un gato. Posamos, ponemos caras, como si no nos animáramos a mostrarnos o nos burláramos de nosotros mismos», así comienza La lengua alemana, primera novela de la escritora y editora argentina Julieta Mortati. El libro cuenta la historia de amor entre una estudiante de literatura y un joven alemán, su flechazo en una fiesta de verano, el inicio de la relación en un ph en Buenos Aires y la posterior convivencia en Berlín junto a sus dos gatos.

El libro cuenta la historia de amor entre una estudiante de literatura y un joven alemán, su flechazo en una fiesta de verano, el inicio de la relación en un ph en Buenos Aires y la posterior convivencia en Berlín junto a sus dos gatos.
La novela, narrada en segunda persona, no solo relata las vicisitudes del amor de una manera absolutamente real, sino que cuenta con un tinte autobiográfico: «Viví en Alemania dos años con un novio alemán y estando allá escribí bastante de esa experiencia que me parecía super extraña. A mi regreso comencé a ir a un taller de escritura con Santiago Llach, yo seguía escribiendo un poco sobre el tema y ahí se fue armando. Me llevó bastante tiempo hasta que me pude despegar de eso, verlo como una historia totalmente ajena, transformarla, hacer otra cosa y desligarme un poco de mí. Después trabajé el libro con Federico Falco, en un taller individual, que me ayudó a terminar de darle forma», explica la autora. La historia atrapa desde un primer momento y uno quiere saber qué va a pasar con esa pareja a medida que van avanzando las páginas, pero también la prosa de Mortati logra que nos identifiquemos con esa protagonista a la que le cuesta su nueva vida en ese país frío de un cielo nublado casi constante, que trabaja en lugares que nada tienen que ver con lo que estudió y que comenzará a cuestionarse de qué lado pesa más la balanza: del amor o su vida en Buenos Aires. Intercalados en el relato, encontraremos citas de Tácito, un latino del siglo II después de Cristo, autor de Germania, fotos del viaje y tickets de pasajes que le aportan al dinamismo al relato. Según cuenta Mortati, esta decisión llegó después de haber escrito el libro: «Me gusta jugar un poco con el tema de la edición, ir pegando pedacitos de cosas que no tienen que ver con lo que uno esperaría de un relato literario, o quizás sí. Contar una historia a otro nivel. Que forme parte del relato lo que no estaba pensado para que sea parte de la literatura». 
«Que forme parte del relato lo que no estaba pensado para que sea parte de la literatura».

Si bien La lengua alemana es su primera novela, la vida de Julieta Mortati siempre estuvo ligada al mundo de la escritura: trabajó diez años como periodista, co-dirige la agencia de servicios editoriales PAM! Publicaciones y en 2012 fundó el sello editorial Tenemos las Máquinas, un proyecto personal que cuenta con una colección dedicada a primeros autores. «Me gusta descubrir autores, ir a buscarlos. Básicamente encuentro una voz o una música que me atrae y me parece interesante. Tiene que ver más por ahí que por el tipo de historia que se cuenta, con esa voz que trae el autor. Y también es un trabajo de edición compartido, me involucro bastante. Hay libros que vienen un poco armados y hay otros que los vamos charlando mucho con el autor, es un proceso en el que me pongo bastante obsesiva, casi más que con mi libro.

«Es una especie de curaduría en donde me gusta salir a buscar y encontrar esas joyitas»
Es una especie de curaduría en donde me gusta salir a buscar y encontrar esas joyitas», reconoce Mortati a la vez que explica que la gran mayoría de los libros que publicó tienen que ver con contar una historia simple. Con un pie en ambas veredas, la de escritora y editora, Julieta se confiesa como ¨la peor autora que podría llegar a tener¨ ya que continuó corrigiendo su libro hasta los últimos momentos: «Es muy difícil ser autor y ahí entendí cosas de suma vulnerabilidad, más en un primer libro. Hay que saber acompañar, me parece que en un punto la mayoría de los editores estamos de los dos lados, se retroalimentan completamente». Actualmente, Julieta Mortati está trabajando en otros proyectos que también la encuentran en su faceta como escritora. ¨Escribí un libro para chicos, a pedido de Random House, que espero salga este año. Además estoy trabajando en dos proyectos: uno son cuentos y otro es un libro sobre maternidad, por la situación en la que estoy y también por una historia familiar
personal¨, cuenta esta joven autora mientras espera la llegada de su primer hijo/a.

La inspiración, para Mortati, parece siempre llegar de la mano de experiencias personales y recuerdos vividos que logra plasmar en el papel de una manera atrapante y conmovedora. «En general cuando empiezo a escribir tiene que ver con algo que me llamó la atención de algo que pude haber vivido y después la ficción se va armando en esa misma trama. Me parece que tiene que ver con una predisposición hacia la creación. 

«Nunca pude armar una disciplina para trabajar pero sí pude escribir más en momentos que eran laboralmente malos, o buscando trabajo, en estados emocionales donde me sentía un poco más a la deriva. «
Nunca pude armar una disciplina para trabajar pero sí pude escribir más en momentos que eran laboralmente malos, o buscando trabajo, en estados emocionales donde me sentía un poco más a la deriva. Esos estados para mi son mucho más fructíferos que cualquier disciplina que uno se imponga. De todos modos creo que se puede tener que escribir trabajando y se tiene que poder escribir sintiéndose bien. Es un poder que tenemos los escritores, el de sentarnos a crear algo nuevo. Me parece que aunque uno sufra a veces cuando escribe -esta línea que escribí, ¿será buena? ¿encontraré el tono? ¿me sentiré cómodo?- es un ejercicio que vale la pena porque nos hace mejores personas a todos y es un espacio que tenemos que defender, así como el de la libertad. Hay que darse ese espacio. Uno se la pasa cumpliendo exigencias y el espacio de la escritura tiene que ver con otra cosa», concluye Julieta Mortati con la certeza de saber que hay nuevas historias esperándola, ya sea para narrarlas sobre una hoja en blanco o para ser descubiertas y luego regalárnoslas a través de Tenemos las máquinas.

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