Modos de Ver Nro 14 Vocación & Propósito

La justicia en los équidos

Eduard Cugat es un entrenador y pensador del mundo equino. Viajero incansable, siempre persiguió su sueño de ser un educador diferente. En esta entrevista nos explica un poco sus viajes, proyectos y por sobre todo la justicia en los équidos. @horseconnectionacademy

Andrés: Eduard, usted es un hombre de mundo, ha viajado por más de 10 años de su vida, podríamos estar horas hablando de sus experiencias de viaje en diversos países junto a los caballos. Para hacerlo menos extenso me gustaría que me diga en qué país del mundo aprendió más, en qué país no se quedó conforme con el trato hacia el animal y, por último, a qué país le gustaría ir para seguir aprendiendo.

Eduard: Polonia fue un lugar especial, estuve ahí en competiciones equinas. En estos sitios buscan resultados rápidos sin importar cómo llegar a ello; distinto a lo mío. La primera vez que competí lo hice con un método propio para entender al animal. Hay algo en equitación que se llama depresión clínica: Esto inhibe y anula la respuesta a un estímulo. Hoy se usa constantemente para educar caballos y yo escapo a esa técnica. Lo bueno es que al estar en muchas competencias la gente comenzó a interesarle mi método. Entendieron que no tienes que dar lo que esperan de ti, sino que tú tienes que dar lo que tienes. Por lo tanto, Polonia se interesó en lo que tengo. A nivel profesional me aportó muchísimo porque siempre era yo mismo y me di cuenta que a veces hay que hacerlo, y tienes que sufrir y pasarlo mal como si estuvieras iniciando otra vez en esta profesión, pero ahí aprendí a ser fiel en lo que pienso, con 24 años hice esto.

Como lugar no me ha decepcionado ninguno, pero quizás hay muchas culturas que aún viven en una desigualdad muy grande en géneros humanos y entre especies, casi que los caballos siguen siendo motos.

La cultura o religión de algunos países produce desigualdad entre géneros y eso me hace sentir muy incómodo. Si no buscamos la igualdad es un error.

Me encantaría ir a Escocia por Braveheart (risas), por esa película de Mel Gibson con la que he flipado (risas). La cultura de su gente me recuerda a Catalunya y me gustaría ir para conocerlo, más allá de los caballos que tengan (risas).

A: En estos momentos está trabajando en algo muy innovador en torno a la alimentación equina. ¿Nos puede contar de qué se trata?

E: Se combina un poco con lo que aprendí en los viajes y con lo que sabe mi novia que es veterinaria, sus contactos y amigos médicos y nutricionistas especializados en caballos.

Hemos llegado a la conclusión de que los caballos ferales de Namibia, Nevada y Australia se alimentan naturalmente de una forma particular. La curiosidad de estos caballos que viven sueltos en espacios áridos y semiáridos es que están sanos. Entonces, hemos observado qué comen esos caballos que tienen una esperanza de vida que más que duplica a los de cautividad. Mediante lo que comen y las necesidades nutricionales, ellos la suplen todas con líquenes, molsas, 600 tipos de plantas, diversas cortezas, frutas y semillas. En base a esto, hemos hecho una empresa que no basa sus estudios en caballos en cautividad, sino que hemos buscado las necesidades nutricionales exactas que necesitan los caballos para mejorar su esperanza de vida. Es un aporte o suplemento extra, no usamos cosas que engordan, ni desechos humanos, como otros piensos de animales.

Hemos buscado la alimentación específica en forma, cantidad, tipo y calidad, y esperamos que se comercialice pronto; todo esto para promulgar la justicia en los équidos.

A: ¿Que es la justicia en los équidos?

E: Primero te diré qué es la injusticia. Imagínate un ser humano que nace y lo metemos en una cuadra, lo alimentamos a través de una puerta, le limpian todos los días sus desechos y además lo peinan y le hacen coletas todos los días para que se vea lindo, está cuidadísimo a nivel nutricional, higiénico, le ponen una mantita gordita de terciopelo para el invierno, toda una pasada (risas). Esta persona siempre está encerrada y sólo sale de ahí a partir de los 15 años y le dan un poco de cuerda, lo hacen trotar y montar con seres que nunca ha visto, sólo le hacemos hacer lo que a nosotros nos parece que está bien sin haberlo dejado inspeccionar y relacionarse con otros de su especie.

Nosotros queremos que esta persona encerrada sea un atleta y lo preparamos para eso. Lo más probable es que este ser humano reaccione con conductas agresivas, conductas que nos sorprendan, que nunca imaginaríamos; este ser humano ya no sería un ser humano por el simple motivo de que no le hemos enseñado su cultura, sólo lo hemos encerrado. Si tú no tienes cultura de grupo y no accedes a la información que te da tu especie es imposible que te comportas como tal, siempre serás agresivo y actuarás con resentimiento hacia el otro, perderíamos nuestra esencia. Este ejemplo que di con un ser humano es lo que pasa con los caballos en casi todos los lugares y países, se crían encerrados para el objetivo de ganar competencia.

La injusticia del caballo llega siempre cuando haces algo en contra de su esencia y no lo dejas ser caballo. En este caso su libertad y dignidad como animal quedan anuladas o en muchos casos expresadas en violencia hacia el otro. La justicia de los équidos es volver a crear la franja de animal-humano, darle su espacio y respetar su libertad para llegar al objetivo deseado.

A: Usted entrena a sus caballos para competir a nivel nacional e internacional, ¿qué piensa del mundo de la competencia con animales?

E: El caballo siempre fue usado por el ser humano desde guerras, hasta el turismo o para terapias.

En competencias hay actividades en las que el caballo no está preparado biológicamente para estas actividades, un ejemplo es el salto: El caballo no está diseñado para saltar, el animal debe pasar por un entrenamiento, entonces la pregunta es, ¿por qué lo hacemos?

Competir es acercar mi método a los demás, si yo gano una competencia mi mensaje será escuchado y podré transmitir mi método de entrenamiento conectado con la esencia del animal; inevitablemente me tengo que infiltrar en el sistema y así de a poco cambiarlo, cuando gano una competencia lo primero que quieren saber es cómo entreno mis animales.

Las competencias son un mal necesario digamos, no podemos frenar este deseo de los adinerados a competir y exigir al animal para ganar, lo que sí podemos hacer es ofrecer un método o técnica diferente para hacer su vida competitiva más llevadera y así continuar con la justicia en los équidos.

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