Podemos ver el escenario con mil miradas diferentes y encontrar satisfacción o pura ilusión de un arte con más llegada y alcance del que se ofrece. Hay para todos los gustos, reina la anarquía constructiva, por eso este espacio popular refleja los vaivenes de una sociedad y una cultura generativa y en cambio.
El homenaje al maestro Guillermo Roux fue una merecida síntesis de su grandeza, como fase inicial del recorrido fue muy alentador y los Zapatos Rojos de la mejicana Elina Chauvet nos acercaron a las temáticas del siglo XXI sobre la violencia de género y el malestar en la cultura, instalaciones integradoras amenizando y elevando el recorrido. Y como en la Divina Comedia un descenso al Círculo del Subsuelo revelaba un escenario emergente y prometedor con la presencia de algunos consagrados como Ricky Crespo y el Colectivo de collagistas Chasco con un desarrollo interactivo.
Desde la mirada humilde de un pasajero curioso del arte e interesado por los eventos culturales locales hubo satisafacción, desde la exigencia de la superación anual de este escenario no hubo aplausos.
Quedémonos con el eco de las palabras que consagran al versátil y polifacético artista argentino Guillermo Roux, “Los mecanismos del arte siempre resultan más claros en los seguidores de los grandes maestros que en ellos mismos. Porque los pintores, los grandes creadores, ocultan sus secretos como los magos. El saber pintar es un obstáculo muy grande. El problema es qué aprendés. Habría que pasarse toda otra vida desaprendiendo”.