Modos de Ver Nro 02

Retrato de un diario Menonita

Escrito por Paula Loughry

Podría resultar paradójico que una comunidad que vive aislada de toda vida moderna tenga un diario propio, pero la realidad es que The Mennonitische Post existe y se distribuye a distintas colonias en más de cinco países de todo América.

El almacén ubicado dentro de la colonia Menonita Nueva esperanza en Guatraché, La Pampa, vende, junto con los otros productos que allí se encuentran, un diario de papel como los que comúnmente hay en los puestos de diarios; pero éste es diferente: no contiene noticias de actualidad, ni sección Deportes y mucho menos Espectáculos. Podría resultar paradójico que una comunidad que vive aislada de toda vida moderna tenga un diario propio, pero la realidad es que The Mennonitische Post (MPOST) existe y se distribuye a distintas colonias en más de cinco países de todo América.

“Los principales objetivos de la creación del diario fueron informar y educar a los Menonitas, comunicar y conectar a las colonias aisladas”, explica Kennert Giesbrecht, editor del MPOST desde abril de 2002. Varias son las diferencias que separan a este diario del resto de los medios gráficos periodísticos, la principal tal vez sea el tipo de información que contiene y el idioma en el que está escrito: el dialecto Menonita (alemán bajo) hablado por dicha comunidad.

Cultural y religiosamente, la vida en el campo es una costumbre arraigada en todas las colonias, lo que los mantiene apartados del mundo globalizado que se encuentra más allá de las tranqueras.
Cultural y religiosamente, la vida en el campo es una costumbre arraigada en todas las colonias, lo que los mantiene apartados del mundo globalizado que se encuentra más allá de las tranqueras. Es por esto que el MPOST no contiene noticias de actualidad, no sigue la vida de los famosos ni los últimos resultados de los torneos deportivos del fin de semana. Diferentes comunidades Menonitas envían cartas a la editorial con los acontecimientos ocurridos en las colonias: accidentes, fallecimientos, personas enfermas, actividades agrícolas, el clima y otros temas de interés. De esta forma, el diario funciona como un medio de comunicación entre familias que viven en diferentes países. Es por esto que la distribución de las noticias también dista de la utilizada en revistas o diarios conocidos, ya que no son periodistas quienes las escriben. Largas columnas de palabras indescifrables para aquellos ajenos al dialecto, conforman tal vez el casamiento del primer hijo de una familia numerosa de una colonia mexicana, mientras que en las columnas contiguas se encuentra la noticia de una plantación agrícola en Nueva Esperanza, en La Pampa.

El origen de The Mennonitische Post data de 1977 en Steinbach, provincia de Manitoba en Canadá donde actualmente se encuentra la editorial. Allí mismo se realiza la publicación de los veintitrés ejemplares anuales, pero las 13.300 copias de cada tirada se imprimen en Steinbach (2800 copias); Santa Cruz, Bolivia (2.600); Chihuahua, México (5.600) y Asunción, Paraguay (2.350). De allí se distribuyen de forma gratuita a las diferentes colonias de Canadá, Estados Unidos, México, Belice, Paraguay y Argentina. Es entonces que surge el interrogante de cómo se financia un diario que se envía a diferentes países. Su fundadora es una organización sin fines de lucro llamada Mennonite Central Comité (MCC), quienes realizan trabajo comunitario y brindan ayuda de emergencia en todo el mundo. Esta organización es quien financia al MPOST y cubre todo los gastos de envío, por lo que el diario también está exento de cualquier ganancia.

“Admiro a la gente que sigue viviendo de manera simple y tradicional y entiendo por qué ellos siguen ese estilo de vida: tienen miedo que al aceptar algunos cambios, les modifique todo”
En los doce años que Kennert Giesbrecht se desempeña como editor, transcribió en el diario miles de historias sobre las comunidades Menonitas y ha viajado a más de cien diferentes colonias que conforman el público del MPOST. “Admiro a la gente que sigue viviendo de manera simple y tradicional y entiendo por qué ellos siguen ese estilo de vida: tienen miedo que al aceptar algunos cambios, les modifique todo”, reflexiona Giesbrecht, quien se considera un “Menonita liberal” porque es creyente de la misma Fe pero vive en un barrio moderno en Canadá y sus hijos tienen una educación acorde al plan gubernamental.

Resulta difícil entender que en el siglo XXI aún existan familias enteras que conservan costumbres antiguas, lejos de Internet, electricidad y cualquier tipo de vida moderna. The Mennonitische Post funciona como un nexo entre las colonias distribuidas en gran parte de América. “Para las colonias aisladas el periódico tiene una gran importancia: para muchos es la única forma de informarse de lo que ocurre en el mundo y en especial en otras comunidades Menonitas”, concluye Giesbrecht con el orgullo de ser el “puente” entre esas colonias.

Familia Menonita

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