En la frontera entre Uruguay y Argentina, a orillas del río Uruguay, construido donde estuvo el saladero más antiguo de América del Sur en 1806 se encuentra Casa Blanca, un pueblo que tiene como núcleo un frigorífico donde trabaja la mayor parte de la población.
Ruta adentro, 285 kilómetros nos acercan a Paysandú
En los bordes del camino, campos inundados, venta de pescado, corral de ovejas, algunas vacas y caballos.
Se cruzan tres puentes: sobre el Paraná y el Uruguay
Y una frontera amable y veloz.
En los bordes del camino, campos inundados, venta de pescado, corral de ovejas, algunas vacas y caballos.
Se cruzan tres puentes: sobre el Paraná y el Uruguay
Y una frontera amable y veloz.
Casa Blanca es un pueblito pequeño, a la costa del río y gira sobre su propio sol:
un frigorífico que está hace añares y que funda al pueblo.
Las 350 personas que viven en Casa Blanca están por el trabajo en el frigorífico. Al menos un integrante de cada familia trabajó ahí.
Hay 300 empleados más que se distribuyen en los alrededores y llegan cada mañana en motos y micros.
Las 350 personas que viven en Casa Blanca están por el trabajo en el frigorífico. Al menos un integrante de cada familia trabajó ahí.
Hay 300 empleados más que se distribuyen en los alrededores y llegan cada mañana en motos y micros.
Las casas son pequeñas, coloridas, con lindos jardines de flores,
hay una iglesia de 1886 y un restaurant inmenso y elegante: La pulpería.
A medida que se camina por el barrio se pueden notar sus particularidades: murales, poesías y esculturas en todas las cuadras.
Cuando amanece nublado y neblinoso, las islas de enfrente (Almería y Almirón) casi no se ven.
Pero los pescadores salen igual que siempre con sus barquitos.
Cuando hay sol en cambio unos manchones de luz iluminan el río, lo queman