Cómo expresar sin ofender a los admiradores y fans de la Pareja más emblemática de la vanguardia del Siglo XX, compuesta por John Lennon y Yoko Ono, la desilusión que me provocó la muestra del Malba, Dream Come True, nada reveladora por cierto. El eje del encuentro entre la cultura japonesa Zen y la cultura occidental americana-europea que se viene gestando desde hace un siglo, aparece sin gracia y deslucido con la repetición de cliches estéticos y slogans eclécticos de la posmodernidad que transitamos, desde el crecimiento del mindfulness, pasando por la filosofía yogui, las artes plásticas orientales, la configuración perfecta literaria en torno al Haiku y el encantador polimorfismo del manga y del animé.
Empecemos por decir que lo único original son los videos y audios de la artista que constituyen lo más impactante, una muestra viva de su mensaje y compromiso con el mundo, el resto no se aparta de la experiencia sensible lograda a través de frases que nos remiten al budismo tibetano o al arte conceptual que otros artistas lograron plasmar con mayor sutileza.
Para destacar son la intención y los valores que sostienen esta performance que recorre el mundo, con el mensaje de no violencia, la defensa de la vida, sostener la paz y la valoración de lo cotidiano. Muy interesante la sala dedicada al tema del agua como elemento de respeto, con una persona que sentada en un rincón saca su lengua para exhibir un papelito donde se lee una frase. Un espacio de alto impacto lo componen las miradas de las mujeres argentinas que enviaron sus cartas describiendo sus experiencias sobre violencia de género y sus ojos abiertos expresando el enojo, la frustración y el dolor, todo junto en un collage mural hacia el final del recorrido.
Recordando a Duchamp y el Ready-made, que introduce lo cotidiano en el arte, podemos decir que Yoko, formada en el grupo Fluxus, muestra como el arte se diluye en lo cotidiano.
Con la edicion que ahora emprende, MALBA ha querido recuperar y homenajear aquella edicion mitica de 1970. Yoko Ono invita a las mujeres de America Latina, que hayan sufrido algun tipo de violencia por el simple hecho de ser mujeres, a enviar una fotografia de sus ojos y un testimonio personal en forma anonima.